sábado, 24 de abril de 2010

Responsabilidad social coorporativa


“No me digas en que gastas el dinero que ganas, sino cómo lo
ganas”, esta frase define perfectamente lo que debe ser la responsabilidad
social corporativa (RSC) para José María Lozano,
profesor de ESADE y miembro del Instituto de Innovación
Social.
En las paginas salmón de un diario de tirada nacional venía un
“extra” sobre Responsabilidad Social Corporativa, diferentes
artículos que mostraban el cómo y porque de este movimiento
mundial. Y es que ya se puede medir el beneficio que origina
una acción responsable. Las áreas ambientales y de eficiencia
son las más beneficiadas. Se daban bastantes ejemplos.
Abertis tiene un programa de sustitución progresiva de vehículos
convencionales por eléctricos.
Triodos Bank ha plantado 5000 árboles en la sierra de Alcaraz,
uno por cada cliente que ha renunciado a sus extractos en
papel.
Novartis o Sanitas, para facilitar la conciliación y evitar abusos,
tiene ordenes de apagar la luz al terminar la jornada para
que la gente se marche.
Caja Navarra, con su cuenta cívica da un magnifico ejemplo
de transparencia al informar a sus clientes de algo hasta ahora
tan confidencial como el beneficio que obtiene con cada uno
de ellos.
Según esta publicación uno de los productos financieros e
índices bursátiles relacionados con el RSC con mejor acogida
es el Dow Jones Sustainability Index DJSI, algo que nunca
sabré pronunciar pero que en Estados Unidos, el 12% de los
activos están invertidos en estos fondos responsables, mientras
que en España menos del 1%lo está, y eso que la sociedad
española siempre nos vanagloriamos de lo solidarios que somos,
pues parece que los españoles inversores en bolsa no lo
son tanto. Imagino que ahora que estas inversiones responsables
ya tienen etiqueta, la iglesia no errará a la hora de invertir
sus pequeñas fortunas.
No existe un estándar unificado internacional de certificación
en RSC, en 2010 se aprobará una guía global, la ISO 26000,
como norma de buenas prácticas pero ya existen otros códigos
consensuados que avalan la gestión correcta en esta materia.
En la universidad, el profesor que impartió la asignatura en la
que nos explicaba la instalación de paneles fotovoltaicos o
termosolares, nos comentaba que eran una utopía no por que
no funcionaran , sino porque no son competitivos a nivel
económico. Es evidente, no pueden competir con carbón barato
del tercer mundo, ni con gas argelino, pero el coste social
de estos productos baratos es muy alto para nuestra salud y
para la del nuestro entorno.
Podemos actuar directamente como consumidores, como trabajadores,
como empresarios y como inversores accionariales.
Nuestro nivel de influencia es capital en cuanto a RSC.
Desde arriba. El empresario, debería ser responsable con su
manera de ganar dinero. Siendo eficiente con los recursos de
agua, electricidad y material de oficina, materia prima para la
manufactura. Autoimponiéndose un código de buenas conductas,
siendo transparente en cosas esenciales como informar de
lo que contamina, de los recursos que consume
El ahorrador que invierte en bolsa, tiene la oportunidad de
apuntar con responsabilidad hacia valores que no solo aporten
ganancias, puede apostar por argumentos como transparencia
a la hora de contratar mano de obra en terceros países, trato
justo con empleados y proveedores, incorporación de la mujer
al consejo de administración, conciliación familiar, responsabilidad
ambiental, etc. Todo esto a la vez que se gana dinero.
Mientras leía los artículos no dejaba de pensar en la manera
de aplicarlo en Carboneras, este es un ejercicio interesante de
reflexión, pensemos que información necesitaríamos conocer
de la empresa en la que trabajamos, de los negocios en los que
consumimos y de los órganos públicos a los que tenemos acceso
a nivel local para evaluar el grado de Responsabilidad
Social Corporativa que estos poseen. Sería magnifico tener
unas gafas que dejaran ver las grietas por donde escapan despilfarros
energéticos, injusticias con los trabajadores, precios
abusivos, etc. Y poder actuar en consecuencia con responsabilidad.
Esto es a lo que me refiero con transparencia, yo no
quiero comprar en un negocio de moda donde sé que sus productos
están fabricados por niños en condiciones de esclavitud,
ni comprar en negocios donde los empleados no tienen su
situación regularizada, ni invertir en un banco que oferta productos
financieros en paraísos fiscales, ni cenar en un restaurante
que oferta pescado de caladeros sobreexplotados .No
quiero que la electricidad que llega a mi casa venga de combustibles
fósiles ni quiero que mis hijos vayan a un colegio
donde la calefacción sea eléctrica, sobre todo en Almería donde
el sol nunca se esconde.
Es posible que la generación que ahora controla la economía
española esté perdida en este sentido, pero el cambio climático
ha concienciado a las nuevas generaciones, los jóvenes
quieren que sus acciones tengan sentido, no que solo generen
dinero. Es posible que los ciudadanos más jóvenes sean los
que cambien el modelo de producción y consumo, al menos
en eso confío.

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