sábado, 24 de abril de 2010

Pingüinos en Copenhague


Hace no poco tiempo que venimos arrastrando algunos
problemas. Me di cuenta cuando vi en los documentales
de la dos un reportaje sobre cómo va la vida por los polos.
Me topé de lleno con una colonia de pingüinos imperiales
(o reales, ya no recuerdo bien), que había quedado atrapada
debido a la colisión de un mega iceberg contra la costa,
cortando el paso al mar y condenando a la inanición a toda
la colonia. Este super iceberg, del tamaño de la provincia
de Almería más o menos, se desgajó de su plataforma
primigenia debido al cambio de temperatura que sufrió, lo
que hizo que se desplazase y provocase la ya mencionada
colisión, que resultó terrible para los pingüinos.
Al cambio climático le está pasando como a Brasil.
Las potencias mundiales coincidían al decir que el territorio
brasileño era el país del futuro. Hace no mucho, y
debido a la concesión de los Juegos Olímpicos de 2016,
Lula da Silva se pronunció al respecto de la opinión internacional
sobre el país que preside. Dijo, sin más, que Brasil
ya era el país soñado antaño, dejando de ser un proyecto
de nación de progreso. Pues bien, con respecto a la problemática
climática vemos que ya se presenta como una
realidad latente, que sucede allá por donde pasemos nuestra
mirada atenta y humana. Recientemente se ha celebrado
la cumbre de Copenhague para intentar dar solución a
dicho problema. Las ilusiones estaban puestas, pero de
nada sirvieron ante unos países que adolecían cuanto menos
de conciencia ambiental, ni qué decir de compromiso,
altruismo y responsabilidad necesaria para intentar paliar
y solucionar los retos que se nos avecinan. De todo ese
trabajo, por llamarlo de alguna manera, salió un texto de
unas tres páginas tan siquiera vinculantes, es decir, que se
pueden cumplir o no. Yo recuerdo trabajos de la ESO y
Bachiller más largos y con más sustancia que ese texto, y
no me hizo falta montar el cristo en Copenhague ni tampoco
en Barcelona, ciudad en la que recuerdo, se hizo la
preparación de la cumbre. Quitando el buen resultado para
las empresas de limusinas, jets privados, los mejores
hoteles, restaurants y empresas de catering, que recuerdo
que todos los asistentes no escatimaron en gastos, la cumbre
fue un rotundo fiasco. Me pregunto para qué sirvió
dicha cumbre, si total, para solucionar el clima no.
Voy a ser racional. Que los países no hayan alcanzado
un acuerdo en una cumbre mundial no quiere decir
que esté todo perdido. Les recuerdo señores, que la acción
social es un buen instrumento para combatir todo aquello
que nos parezca reprobable. Como ciudadanos podemos
hacer muy y mucho para resolver estos problemas. Indicaciones
como las de reciclar, no desperdiciar agua como
en fregar platos (ahorra mucho más un lavavajillas), llenar
las lavadoras al máximo, usar menos el coche o en su
defecto, compartirlo con compañeros de trabajo o estudios,
cambiar las bombillas de alto consumo por otras con
menos consumición, hacer lo mismo en electrodomésticos,
respetar el medio en el que vivimos no vertiendo basura
y demás desperdicios en el mar o campo, controlar y
adecuar la temperatura interna de los domicilios con una
responsable graduación de los aires acondicionados, etc.
En construcción, medidas como los aislantes términos y
el doble muro ahorrarían enormemente, pues mantendría
las casas aisladas tanto del frío como del calor en invierno
y verano, evitando el uso de energía para regular dicha
temperatura. Otras medidas pueden añadirse, como las
energías renovables o la investigación en motores menos
contaminantes en industria automovilística, pero creo que
hay suficientes con las ya mencionadas. Con estas pequeñas
acciones podemos ayudar a que nuestro medioambiente
mejore en gran medida.
Pues quiénes mejores que nosotros para acabar
con esta situación, si somos precisamente quienes la creamos
e incrementamos día a día. Como dije, en mi racionalidad
soy responsable. De ahí que si me tengo que reconocer
como ecologista no tendría problemas en hacerlo. Pero
un ecologismo responsable y elocuente, útil. Leí en el
periódico que un grupo de “ecologistas” austríacos, y
ahora verán el por qué del entrecomillado, pedía suspender
un concierto de ACDC en Wels para no perturbar a
las aves de la zona. Primero, me parece fatal que los ecologistas
digan eso, pues quizás puede que esa música les
guste a los pájaros. Quizás con un concierto de Vivaldi y
su primavera no se molestarían, pero claro, no va a llover
a gusto de todos. Y segundo, que si el cuestionar el sentido
musical de las aves se ha convertido ahora en acción
de los ecologistas, mal vamos. Yo sinceramente me preocuparía
por otras cosas, y no por esa pedantería de acción,
ñoña donde las haya, y carente cuanto menos de
sentido.
Así que vayamos a lo que importa. Combatir el
cambio climático está en nuestras manos. Ni cumbres si
quiera van a solucionar este problema. La solución vendrá
de uno mismo. Así que apresúrense en esto, y dejen a
ACDC y a los pájaros en paz, que los pingüinos están peor.

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